El HPV (virus del papiloma humano) es una infección viral común que puede afectar la piel y las mucosas, incluyendo el área genital. Es importante hablar del HPV porque algunas de sus cepas pueden causar verrugas genitales y otras están asociadas al desarrollo de cánceres como el de cuello uterino, vulva, vagina, pene y garganta. La prevención y detección temprana son claves para evitar complicaciones graves.
El HPV se transmite principalmente a través del contacto sexual, incluido el sexo vaginal, anal, y oral. Aunque el uso de preservativos reduce el riesgo de transmisión, no lo elimina completamente, ya que el virus puede afectar áreas no cubiertas por el condón. También es posible transmitir el virus sin mostrar síntomas visibles.
El test de HPV es una prueba que detecta la presencia del virus en el cuello uterino, identificando las cepas de alto riesgo que pueden causar cáncer. Se recomienda principalmente para mujeres mayores de 30 años como parte del control ginecológico rutinario, y puede combinarse con el Papanicolaou (PAP) para una evaluación más completa. Otra de sus indicaciones es como test de cura, luego de realizado el tratamiento de conización por una lesión de alto grado.
Si tu PAP es anormal, es crucial realizar una evaluación por un especialista acreditado en patologia cervical y colposcopía para un correcto manejo. Probablemente debas realizarte una colposcopia para examinar más a fondo el cuello uterino y, en algunos casos, una biopsia para determinar si hay lesiones precancerosas. Es importante no retrasar estos estudios para recibir el tratamiento adecuado a tiempo.
La mejor forma de prevenir el HPV es mediante la vacunación, idealmente antes de iniciar la vida sexual, pero también puede aplicarse luego de inicio de las relaciones sexuales. Además, el uso de preservativos durante las relaciones sexuales y la realización de chequeos ginecológicos regulares, como el PAP y el test de HPV, son medidas esenciales para la prevención y detección temprana.
No existe un tratamiento específico para eliminar el HPV, pero las condiciones que causa, como las verrugas genitales o las lesiones precancerosas, pueden tratarse con procedimientos médicos, tópicos, láser o excisión quirúrgica. El seguimiento regular con tu ginecólogo es fundamental para manejar la infección y prevenir complicaciones.
Las verrugas genitales pueden tratarse con cremas inmunomoduladoras que se colocan en domicilio; tratamientos tópicos o procedimientos quirúrgicos. Siempre recalcar que se tratan las lesiones pero al no existir tratamiento para el virus pueden recidivar.
La dispareunia es el dolor durante las relaciones sexuales. El tratamiento depende de la causa subyacente, que puede incluir terapias físicas, hormonales, y en algunos casos, tratamientos basados en ginecología regenerativa.
El vaginismo es la contracción involuntaria de los músculos vaginales, que puede hacer que la penetración sea dolorosa o imposible. Se trata con terapias combinadas, que pueden incluir ejercicios de relajación, terapia psicológica y, en algunos casos, inyecciones de toxina botulínica.
Sí, la disminución del deseo sexual es común durante la menopausia debido a los cambios hormonales. El abordaje integral es fundamental para poder resolverlo. Una consulta basada en la escucha, la contención y un enfoque amplio que permitan la resolución del problema. Existen tratamientos hormonales y no hormonales que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida sexual en esta etapa.
La vulvodinia es un dolor crónico en la vulva sin causa aparente. El manejo consta de excluir cualquier lesion como primera medida y luego saber que se requiere un enfoque integral, donde se pueda incluir medicamentos, fisioterapia del suelo pélvico, contención psicológica y cambios en el estilo de vida para aliviar el dolor. Tener un espacio de escucha, donde puedas expresar lo que sentís es el primer paso para resolverlo.
La sequedad vaginal puede suceder por multiples causas y en muchas etapas de la vida. Debemos saber que puede ser tratada con lubricantes, hidratantes vaginales, y terapias hormonales, como el estrógeno local, que ayudan a restaurar la salud vaginal y mejorar la comodidad durante las relaciones sexuales.
La ginecología regenerativa, como el plasma rico en plaquetas y el Acido Hialuronico nos permiten excelentes resultados.
La labioplastia es un procedimiento estético que reduce o remodela los labios menores para aquellos casos de hipertorfia de labios. Se recomienda en casos de molestias físicas, funcionales, o por razones estéticas personales. Es fundamental un manejo especializado para lograr resultados deseados minimizando las complicaciones.
El PRP utiliza los factores de crecimiento presentes en la sangre para regenerar los tejidos vaginales, estimulanto la formación de colágeno y elastina, mejorando la lubricación, la sensibilidad y la calidad de la piel en áreas como los labios vaginales. Es muy útil como complemento del tratamiento del liquen escleroso, de pacientes con sequedad vaginal, dispareunia, fisuras crónicas.
La vaginoplastia es una cirugía destinada a reforzar y restaurar el tono y la estructura de la vagina, indicada para mujeres que desean mejorar la función y la estética vaginal, especialmente después de partos múltiples.
El ácido hialurónico se utiliza para mejorar la hidratación, volumen y elasticidad de los tejidos vaginales y vulvares, ofreciendo resultados visibles en tratamientos de rejuvenecimiento vulvar y para combatir la sequedad vaginal.